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domingo, 5 de enero de 2014

Ríos metafísicos

Hace días, ordenando milagrosamente mi cuarto, me tope con esa maravillosa obra de arte que es "Rayuela". Un ejemplar que releo siempre que puedo. Y que llegó a mis manos por primera vez en mis comienzos como estudiante de Periodismo. En mis albores literarios por recomendación de una profesora, quien me despertaba cierto malestar por su manera rígida de enseñar. Ahora la odio menos. Sus formas de comunicar no cambiaron demasiado, hay cosas que mueren con uno. Pero sólo Cortázar pudo lograr nuestra impensada comunión. Que su recuerdo hoy no sea tan amargo, sino más bien agridulce. Acá les dejo un pequeño anzuelo para que ya mismo compren y se devoren este libro. Sólo una advertencia: sus consecuencias serán irreversibles.    


"(...) Hay ríos metafísicos, ella los nada como esa golondrina está nadando en el aire, girando alucinada en torno al campanario, dejándose caer para levantarse mejor con el impulso. Yo describo y defino y deseo esos ríos, ella los nada. Yo los busco, los encuentro, los miro desde el puente, ella los nada. Y no lo sabe, igualita a la golondrina. No necesita saber como yo, puede vivir en el desorden sin que ninguna conciencia de orden la retenga. Ese desorden que es un orden misterioso, esa bohemia del cuerpo y el alma que le abre de par en par las verdaderas puertas. Su vida no es desorden más que para mí, enterrado en prejuicios que desprecio y respeto al mismo tiempo. Yo, condenado a ser absuelto irremediablemente por la Maga que me juzga sin saberlo. Ah... dejame entrar, dejame ver algún día como ven tus ojos(...)". 


(Rayuela, Julio Cortázar)


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