Vistas de página en total

domingo, 19 de enero de 2014

Amar

¿Se puede amar sin siquiera haber besado a una persona?
Sin siquiera haberla tocado, sentido el aroma de su piel. El temblor de sus entrañas.
Sin haber agotado el hambre y la sed de su cuerpo, más que en sueños, en fantasías.
¿Cómo se hace para dominar esa maraña de sensaciones que se cuelan en uno sin darse cuenta? Inconscientemente. Arbitrariamente como el agua entre los dedos. Como la risa en la sangre.
¿Cómo se hace para exorcizar los sentimientos a sabiendas del impacto definitoria que causará visibilizarlos? Para bien o para mal.
¿Cómo se hace para ser valiente de uno mismo?
Arriesgarlo todo cuando uno sabe que se puede quedar sin nada.
Si se pudiese cambiar de identidad como de traje, correría ya mismo hacia su casa.
Mataría mi cobardía. ¡Uf, esta vez por fin sí sería yo la vencedora!
Y volaría alto, bien alto, en el cielo de su mundo. De sus aleteos.
En el paraíso de su boca.
En la libertad de sus alas.
En la inmensidad de su existencia.

... Esa persona se parecía mucho a la palabra nunca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario