En el tabaco, en el café, en el vino,
al borde de la noche se levantan, como esas voces que a lo lejos cantan,
sin que se sepa qué, por el camino.
Livianamente hermanos del destino,
dióscuros, sombras pálidas, me espantan las moscas de los hábitos, me aguantan que siga a flote entre tanto remolino.
Los muertos hablan más pero al oído,
y los vivos son mano tibia y techo,
suma de lo ganado y lo perdido.
Así un día en la barca de la sombra,
de tanta ausencia abrigará mi pecho
esta antigua ternura que los nombra.
Julio Cortázar
Naiara , no abandones tu blog!
ResponderEliminar"Los muertos hablan más pero al oído".
ResponderEliminarLo que me va a costar llegarle a los talones a este hombre, cada vez más lejos me veo.
En fin, Naiara... lo prometido para no es deuda, sino obligación. Espero aparecer en algunas de tus publicaciones. Un beso gigante.