La
revista local "Ángel de lata" nació en barrio Ludueña de Rosario, a partir de la iniciativa del
reconocido artista plástico rosarino "El Tomi" (Tomás D'Espósito). Con el fin de desarrollar actividades y políticas sociales en torno a
problemáticas de la niñez y adolescencia.
Precisamente,
en base a la experiencia de la "La Luciérnaga ", una publicación editorial y solidaria que
trabaja con temáticas sociales en Córdoba, D’Espósito junto a un grupo de
personas construyeron un proyecto similar en la ciudad.
En
julio de 2000 salió a la calle el primer número de la revista Ángel de lata. La
venden en las calles céntricas chicos, entre los 9 años y los 18 años, muchos
pertenecientes a la comunidad Toba. Mientras que las madres y los padres desocupados
de los canillitas, cumplen la función de acompañarlos y cuidarlos.
Frente
al drama de la desocupación y su consecuente deterioro de los ámbitos de contención
social, la revista se planteó la necesidad de llevar adelante un proyecto a
partir del compromiso y protagonismo de niños y adolescentes. Se propuso, en
concreto, desarrollar el aprendizaje de los chicos en las instituciones
escolares y evitar que se expongan a una situación de violencia estructural en
el sector no formal de la economía urbana.
Mensualmente, se realizan encuentros de todos los integrantes del proyecto para analizar los
contenidos ya publicados y diagramar nuevas políticas de trabajo para su posterior crecimiento. En tanto, los chicos que participan del Ángel de lata van a la escuela
y diversos talleres de Dibujo y Escritura desarrollados por la misma revista.
El
punto de partida de los contenidos de la publicación es la realidad de niños y
niñas en situación de calle o de extrema pobreza, por ejemplo: las condiciones
de los menores en conflicto con la ley o privados de su libertad. Como a su vez,
suelen encontrarse entrevistas a los mismos canillitas, así como historias de vida
de los chicos de la calle.
Y
si bien, uno de los objetivos del Ángel de lata es recuperar la dignidad del
trabajo, en una de las páginas de la revista se aclara, como su máxima, que no alienta ni avala el trabajo infantil y que se sostiene
únicamente con su venta.
Además, allí se enuncian algunas reglas que deben cumplir los canillitas: cuando se
vende la revista no se puede pedir monedas a modo de limosna, comida ni otra cosa; se debe estar
calzado y vestido dignamente. Porque el objetivo no es dar lástima, los chicos
no deben estar solos en la calle sino acompañados por adultos.
Por
último, vale destacar como dato positivo que, desde su origen, la revista
creció de forma exponencial: los primeros números tuvieron tiradas de alrededor
de 3000 ejemplares y los últimos, alcanzaron los 20000.
No hay comentarios:
Publicar un comentario