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viernes, 4 de abril de 2014

La vida, ese cambio permanente

Todo se transforma. Cambia, se modifica y crece. Movimiento. Los lugares, los rostros, las gotas. Lágrimas, risas, vida, muerte, esperanza, miradas, ángulos, gestos, ladrillo, verde, muro, piedras, abrazos. Abrazos, abrazos, abarcar con los brazos. Extensión interminable de las manos. El abrazo puede contener lo que no puede la palabra. Aunque contemos la mejor de las historias. En el papel, la tinta, la palabra escrita, la foto, la imagen archiva para la eternidad de los vivos. El abrazo contiene el sueño de los que viven en la eternidad.

Instantes

A veces es cuestión de correrse para entender.
La transparencia sólo puede observarse desde la distancia. 
Como aquel que se sienta en un rincón, solo y en silencio.
Las ausencias son irremplazables, siempre dejarán huellas. 
Pero el curso de los días transpira tu historia. 
Redefine tus hechos.
En tus manos, las horas pueden ser vitales o mortales.
Nadie mejor que vos para entenderlo. 
Porque a veces un instante puede reparar una vida entera.
O todo lo contrario.

martes, 1 de abril de 2014

La gota

La gota cayó espesa y con ganas, 
como quien se arroja al mar rompiendo una ola.
Esa gota sudaba de erotismo, de deseo. 
Le gustaba vestir de ardor y transpiración la escena.
De tocar los cuerpos unidos bajo una última conexión furiosa.
Esa gota era mayúscula, madura. 
Sabía que ya no le quedaba tiempo.
Que aquella noche los instantes la consumían
lenta y progresivamente.
Esa gota no era una gota.
Esa gota se llevaba un océano de historia.
Dos vidas se secaban con su llegada al suelo.