Pétalos llenos de vida. Frondosas hojas desprendidas en otro otoño en busca de un destino. Retazos de anécdotas inmiscuidos en el eterno y mundano horizonte. Una existencia que no tiene calendario, tan sólo un almanaque de momentos. De la certeza de transitar y sentir cada latido como si fuese el último. Así de sencillo como el pájaro bebe de su fuente, el fuego de su llama y el río de su agua.
"(...) Podrán morir los pájaros, pero su vuelo nunca muere(...)"
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