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jueves, 21 de abril de 2011

Apoyar a las minorías

No se trata de una cuestión de fe sino de una mirada sobre el mundo y la manera de entender la sociedad. El cambio aparece como signo evolutivo, como lucha férrea contra los viejos poderes, intereses, y familias patricias y aristocráticas. Es menester abolir aquellos pensamientos retrógrados que bajan líneas con la ayuda de la Iglesia para conservar cierta posición de privilegio. Los complejos procesos sociales demuestran que la riqueza humana radica en la diversidad y al margen de cualquier prejuicio.

Un espectro considerado de la sociedad necesitaba ser escuchado luego de un prolongado tiempo de sordera medieval. De alguna u otra forma, los acontecimientos ratificaron una consigna cristalina que proliferó en los carteles de las marchas gays: “Una lucha, todas las luchas”.

Así, el oportuno debate generado por la flamante aprobación de la unión civil entre personas de igual sexo, nos invita a reflexionar sobre la igualdad de derechos y posibilidades para todos los ciudadanos. Determinar, en suma, que aquellos sujetos que son discriminados por razones de género, sexualidad, raza y/o clase puedan comenzar, sin más dilaciones, a disfrutar de una vida plenamente digna.

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