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lunes, 19 de marzo de 2012

Amor y dolor

"El dolor sólo puede apaciguarse con amor". Así me lo reiteraste los últimos días y el eco no para de retumbar en mi cabeza. También en su momento, sin entender en absoluto la causa de esas palabras, me recalcaste la importancia de saber que "ninguna persona reemplaza a otra pero ayuda a olvidar en situaciones difíciles". No lo sé. Capaz, el tiempo te dé la razón.

De algo estoy segura: no existirá en mi vida una persona más importante que vos. Nunca conoceré a un ser tan luminoso. Podré rodearme de personas muy buenas y con intereses afines pero jamás nadie me hará sentir tanta felicidad como vos, como tu presencia al lado mío.

Por eso, la angustia y la alegría. Por eso, el dolor y la emoción. Conocerte fue lo mejor que me sucedió en la vida pero perderte así tan rápido, sin tener al menos la posibilidad de reaccionar, fue mi peor tragedia. Por un lado, la felicidad de tocarte y besarte hasta el amanecer y por el otro, la aflicción de extrañarte todo el tiempo en las cosas pequeñas, cotidianas.

Quizás ahora tenga las piezas que me faltaban para formar el rompecabezas. Quizás hoy con tu dolorosa ausencia física entienda más por qué me enamoré de vos. El profundo vacío que dejaste al partir habla por sí mismo. Serás mi luz eterna, mi estrella favorita en las noches de luna llena.

Te guardaré por siempre en mi alma como el tesoro más preciado que un día tuve la dicha de ganar. Y ahogaré mis inmensas penas en los recuerdos más lindos que me regalaste. Así como te lo prometí aquella vez, siempre que mi cuerpo y mi mente me lo permitan, lucharé hasta el último suspiro. Nunca bajaré los brazos en honor a vos, mi amor. Te lo juro: viviré cada segundo con esa misma dignidad, honestidad y alegría que tan bien lograste enseñarme.

Hoy, no te puedo ni me puedo mentir a mí misma: tengo el corazón destrozado en mil pedazos, mi alma está en terapia intensiva. Entendeme. Dicen que nadie muere por amor pero no dicen que sí podemos enloquecer o estar muertos en vida por amor. Dame tiempo. Necesito transitar el duelo, y la escritura es mi mejor aliada. Dame tiempo, por favor.

Nunca te decepcionaría. Comunicale al "Barba" que jamás traicionaría tus ideales y convicciones (que también son los míos). Decile que, por más que aún siga enojada con él por su egoísmo de llevarte tan joven y pronto, te cuide mucho como te lo merecés. Y lo más trascendental: tampoco te olvides, de darle las gracias por ponerte frente a mí para saber cuál era mi verdadera misión en este frágil mundo. Te amo y te amaré hasta el último segundo de mi existencia.

Gracias por tocarme con tu magia,
por hacer de mí, una mejor persona
y de mi realidad, el mejor paraíso.

Gracias por la mirada más hermosa que conocí,
por desempolvar mis miedos,
por alegrar mi alma.

Gracias por hacerme feliz
y darle a mi vida, el mejor color.

viernes, 9 de marzo de 2012

Palabras


La escritura como medio catalizador del dolor. Palabras ensalmadoras. Descargas revitalizantes. Bellas estrofas que ayudan a canalizar sentimientos escondidos, pesares callados, broncas reprimidas, angustias acumuladas y rabias tragadas. La prosa bajo su mejor función liberadora: dejar ser, dejar estar.